En el corazón del valle del rio Ibáñez se levanta un villorrio que no pasa desapercibido. Ubicado a los pies del majestuoso Cerro Castillo, la localidad homónima es testigo de un inigualable panorama montañoso, salpicado de roca, nieve y hielos milenarios que asoman sobre la espesura del bosque dominado por el coihue, la lenga y el ñire.
Su estratégica posición facilita el arribo de un nutrido desfile de turistas, quienes se ven atraídos por actividades como: trekking, escalada, pesca, fotografía, cabalgatas o simplemente, buscando un reparador descanso en este idílico y acogedor lugar, distante a tan solo 100 kms. de Coyhaique por camino pavimentado.
En este escenario también es posible disfrutar del tradicional asado “patagón”, vivir un viaje al pasado visitando el “Paredón de la Manos” o recorrer la remodelada escuela museo de la villa, donde es posible conocer la rica historia de estas latitudes, colmada de esfuerzo y sacrificio.